El pobre lago va enaneciéndose a toda máquina. Si en el año 1963 era del tamaño de Maryland, casi cuatro décadas después, en 2001, se ha quedado en una quinta parte de esa área, por lo que ya es más pequeño que, por ejemplo, las islas Mauricio. Así, ante esta meteórica carrera hacia la desertificación, no hay que ser muy listo para darse cuenta de que pronto quedará seco y bien reseco. Y, con ello, alimentará más conflictos y la migración, alerta la Organización para la Agricultura y la Industria (FAO) de Naciones Unidas.
¿El problema? El cambio climático, que está provocando la desaparicición del lago, junto con otros factores, como la mayor presión poblacional o el menor caudal de los ríos que desembocaban en él, según la FAO.
¿La solución? Transferir agua, pero realizarlo conlleva problemas de difícil solución, como el traspaso de agua transfronterizo y grandes inversiones en infraestructuras, como las necesarias para el desvío de ríos.
La cuenca del lago Chad es uno de los mayores patrimonios de la agricultura en el mundo: la biodiversidad, las aves migratorias, por no mencionar más de 20 millones de personas que viven en el lago Chad, pescadores, los agricultores. Sería un desastre humano, una tragedia. En este caso hablamos de personas que son los más pobres de entre los pobres, que ya están viendo cómo se reduce el 60% de la producción de peces, provocando una escasez de alimentos del 45% en el 2006.
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